El calotipo (del griego “kalos”, bello) considerado como el predecesor de la fotografía moderna, es un método fotográfico creado por el científico inglés William Fox Talbot y basado en un papel sensibilizado con nitrato de plata y ácido gálico que, tras ser expuesto a la luz, era posteriormente revelado con ambas sustancias químicas y fijado con hiposulfito sódico.
El calotipo tuvo una relación importante con la arquitectura, ya que a partir de 1850 se utilizó para registrar sitios históricos, sobre todo en Francia. Fotógrafos como Henri Le Secq (1818-1882), Charles Marville y Charles Nègre (1820-1880) llevaron a cabo calotipos de monumentos como las catedrales de Notre-Dame, de Chartres y de Amiens.
Fue el proceso fotográfico más utilizado entre los que empleaban papel antes del descubrimiento de la copia a la albúmina y se estuvo utilizando aproximadamente hasta 1860. Así pues, si bien Talbot no consiguió pasar a la historia como el padre de la fotografía, sí lo hizo como inventor del proceso negativo-positivo, que es el que finalmente llegaría hasta nuestros días y que, en definitiva, una vez perfeccionado convenientemente, supuso la base de la fotografía contemporánea.
El material se recubría con nitrato de plata y yoduro potásico. Inmediatamente antes de ser utilizado, la superficie del papel se trataba con ácido gálico y nitrato de plata, que actuaban como aceleradores. La exposición en la cámara, en donde el papel debía de estar contenido en una transparencia obscura, producía una imagen latente. La imagen revelada en el papel se fijaba con hiposulfito de sodio (tiosulfato de sodio) y podía ser reproducida con el simple contacto si se imprimía sobre otro pedazo de papel sensibilizado.
Para obtener el negativo, se baña el papel negativo en cera derretida para que se vuelva transparente y así, tras someterlo a un foco de luz o por contacto sobre otro papel idéntico, se obtiene una imagen en positivo. Como se trabajaba con papeles sin ningún tipo de tratamiento previo, las sales de plata penetraban las fibras del papel dándole al calotipo un aspecto difuso característico, que lo hacía de menor definición comparado con el daguerrotipo.
El resultado era el calotipo (también referido como Dibujo de Sol o Talbotipo, en referencia a su creador), una imagen cálida mate, oscilante entre tonos de marrón rojizo y grisáceo, con poco detalle.
El material se recubría con nitrato de plata y yoduro potásico. Inmediatamente antes de ser utilizado, la superficie del papel se trataba con ácido gálico y nitrato de plata, que actuaban como aceleradores. La exposición en la cámara, en donde el papel debía de estar contenido en una transparencia obscura, producía una imagen latente. La imagen revelada en el papel se fijaba con hiposulfito de sodio (tiosulfato de sodio) y podía ser reproducida con el simple contacto si se imprimía sobre otro pedazo de papel sensibilizado.
Para obtener el negativo, se baña el papel negativo en cera derretida para que se vuelva transparente y así, tras someterlo a un foco de luz o por contacto sobre otro papel idéntico, se obtiene una imagen en positivo. Como se trabajaba con papeles sin ningún tipo de tratamiento previo, las sales de plata penetraban las fibras del papel dándole al calotipo un aspecto difuso característico, que lo hacía de menor definición comparado con el daguerrotipo.
El resultado era el calotipo (también referido como Dibujo de Sol o Talbotipo, en referencia a su creador), una imagen cálida mate, oscilante entre tonos de marrón rojizo y grisáceo, con poco detalle.
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